domingo, 15 de marzo de 2015

Fumar mata

A pesar del rechazo generado entre aquellos fans que eran incapaces de concebir un Lobezno sin su cigarro a medio terminar o a Cráneo Rojo sin su boquilla, la política de Joe Quesada contra el tabaco terminó resultando pionera a la hora de retirar el apoyo mediático a una industria con demasiados cadáveres en su armario. Y aunque todavía es posible escuchar algunas voces reacias, la tendencia general de la sociedad se ha orientado en las misma dirección de aquella radical decisión del por entonces editor de Marvel Comics, siendo cada vez más difícil ver alguien fumando, ya sea en la ficción o la vida real.

Recientemente, hasta la todopoderosa Disney Pictures ha decidido secundar la cruzada de Quesada, erradicando cualquier mención, presencia o calada de tabaco, en cualquiera de las producciones que se realicen bajo su sello (ya sean de Marvel Studios, como Lucasfilms, Pixar y demás). Siendo quizás el momento de felicitar a Joe por ser un adelantado a su tiempo con su por entonces polémica decisión, también convendría recomendarle una nueva meta, contra otro de esos vicios socialmente aceptados, que igualmente se cobran demasiadas víctimas al cabo del año: Conducir en moto sin casco.

Y es que a pesar de estar disfrutando de la nueva dirección de la SpiderWoman de Dennis Hopeless y Javier Rodríguez, la frivolidad con la que se mostraba a Jessica Drew realizando cabriolas con una moto de cilindrada alta sin ningún tipo de protección, se me antojó bastante fuera de lugar para los tiempos en los que vivimos. Porque, ojo, no hablamos de la habitual situación del cómic de superhéroes en la que el protagonista se ve de repente atrapado en medio de una escena de acción frenética, sino de Spider Woman desplazándose a través de las calles de Nueva York de cotidiano. En moto. Sin casco.

Entiendo que la imagen de una melena azabache al viento es demasiado sugerente, como podría serlo la de Nick Furia rodeado por el humo de su cigarro. Quizás sea el hecho de haber tenido varias experiencias cercanas en mi familia -por suerte ninguna de ellas demasiado graves, o al menos no para ellos-, pero mostrar tan festivamente a un superhéroe prescindiendo de una medida de seguridad tan básica me resulta una imagen demasiado anacrónica e inconcebible en pleno siglo XXI. Sobre todo cuando la diferencia entre dibujar a Spider Woman con o sin casco es tan nimia, en un cómic que por lo demás es impecable en términos de guión y dibujo.

Algunos podrán alegar que el mismo argumento podría trasladarse a las peleas del género, y que comenzar a buscarle los pies al gato podría acabar abriendo la veda para que únicamente luchasen contra el crimen los superhéroes blindados con exoesqueletos integrales. Probablemente incluso tengan razón. Pero teniendo la situación de los accidentes de motociclismo en la vida real, y las víctimas que se cobran cada semana estos caballos de metal, puede que este sea uno de esos casos en los que fuera oportuno que -siendo menos super- los personajes de cómic se mostrasen un poco más héroes.

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