lunes, 20 de abril de 2015

Yo antes era alguien


A la hora de reivindicar un supervillano olvidado, es habitual que los guionistas tiren por la opción de hacerlo mucho más peligroso y complejo, como podría ser el caso del Mano Negra de Geoff Johns en la franquicia Lantern. Da igual si eras un fulano embutido en un traje de sado, Matador o la Rana Saltarina. Por medio del arte del tebeo te convertirás en una seria amenaza que hará la vida imposible al superhéroe, e incluso podréis compartir un momento íntimo de enemigos jurados al más puro estilo de 'La Broma Asesina'.

Una práctica que a veces funciona y otras no tanto, especialmente cuando el guionista de turno confunde complejidad con “monstruo sanguinario” y amenazante con tener menos registros que un villano de John Travolta. Así han surgido atrocidades como cualquiera cosa que hayan hecho con El Acertijo tras la marcha de Paul Dini o el intento de convertir a Sapo en una mente maestra del terrorismo mutante allá por los noventa.

Pero, ¿qué pasa si el guionista en cuestión opta por la vía contraria? ¿Si en lugar de otorgarle más dignidad, seriedad imponente y peligrosidad, decide devolverlos al suelo para reencontrarse con la dura realidad? Esa es la vía por la que se ha decantado Nick Spencer en su altamente disfrutable 'Ant-Man', un cómic a medio camino entre la aventura suburbana y la sátira desmitificadora, en la que además de mostrar las miserias de su protagonista lo hace con la de los antagonistas y villanos que le rodean. Personajes como el Maquinista, Fuego Cruzado, el Escarabajo y Grizzly que pudieron ser o no alguien, y que por varias razones lidian con la decepción y el fracaso de no haber conseguido nada realmente meritorio en su vida dedicada al crimen. 


La humillación de caer del Olimpo de los enmascarados para verse obligados a lidiar con las mediocridades del hombre corriente, en esta tragicomedia de superhéroes que -al igual que ya hiciera con sus 'Enemigos Superiores de Spider-Man'- nos recuerda que tras los planes de dominación mundial y las tramas estrafalarias para acabar con la vida de sus enemigos, los supervillanos también son personas.

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