domingo, 10 de mayo de 2015

Enamorado de Jessica Drew


Nunca pensé que fuera posible. Eras la chica de moda, y cuando llegaste todo el mundo hablaba de tu pelo y como lucían los implantes en el traje ajustado. Para mi sin embargo solo eras una cara bonita. Un adorno en mitad de página que rara vez aportaba algo que no fuera servir de vehículo para las historias de otros. Hasta cuando te brindaron la oportunidad de lucirte por ti misma, lo único que supiste ofrecer fueron llantos, amenazas de suicidio y lamentarte por una vida que no era más jodida que cualquiera de los demás. No me culpes si la que me llamó la atención fue tu amiga Carol: No tengo ninguna fijación especial por las rubias, pero ella era La Mujer, y desde que se reinventó era imposible resistirse a la pasión con la que afrontaba la vida.

Pero entonces llegó tu nueva serie acompañada por Dennis Hopeless. De nuevo volvías a quejarte de todo y encima aquel Greg Land no animaba a acercarse a vosotros. Pero resulta que por algún motivo -'Spider Verse', tampoco te voy a engañar- lo hice, y lo que encontré fue una Spider-Woman muy distinta. Una que al fin demostraba actitud, y que con aquella renuncia de los Vengadores ponía fin a una etapa para empezar a labrarse su propio camino. Bienvenida al siglo XXI.


Intrigado por esta emancipación repentina, decidí volver a por más, aun sabiendo que con Spider Gwen y Seda no lo tenías nada fácil. Más jóvenes, a la moda con las tendencias, cargadas por la energía de la novedad y con la personalidad gráfica del dibujo de Robbi Rodriguez y Stacey Lee, eran las nuevas chicas cool del barrio, y necesitabas un revulsivo para que no fueran ellas las que acaparasen la atención.

¿Estrenar modelito nuevo? Básico, sí. Pero también hay que reconocer que fue innegablemente efectivo, y que los lápices de Javier Rodríguez eran justo lo que necesitabas para lucir tan radiante como llevaras años sin hacerlo. Nada de aquello hubiera servido de nada si continuases siendo un personaje hueco, pero resulta que Hopeless no solo sabía exactamente lo que había que hacer contigo, sino que tenía una historia. Una muy buena. Una que se movía por derroteros similares a los de 'Ant-Man' o 'Enemigos Superiores de Spider-Man', y que bebía directamente de 'Alias' y 'Las Viudas' de Garth Ennis. 


Solo hizo falta un cómic para que fuera amor a primera vista, y aunque el segundo apaciguo algo el entusiasmo, esta tercera entrega del segundo arco argumental de Spider Woman es la consagración de una serie que está amenazando con convertirse en una de mis favoritas de la actualidad. Reúne a un artista que convierte cada página en una delicia visual y un guionista que sabe entender a su personaje con un puñado de secundarios con carisma, personajes sacados de los estratos más bajos de la editorial y una trama con gancho y solo necesitaba una protagonista con chispa en la mirada y carácter en los puños para que aquello funcionase.

Y allí estabas tú, la Spider Woman de treinta y algo con vida personal desastrosa y desafiante temeridad como forma de vida. Ya no eras solo una cara bonita ni la Jennifer Aniston mona e insoportablemente anodina de Los Vengadores, sino que habías florecido para dejar claro tu sitio como auténtica y genuina mujer araña. Una capaz de jugarse el cuello estúpidamente por gente a la que ni siquiera conoce y con un olfato único para meterse en problemas ajenos. Una que no pierde de vista a las pequeñas cosas de la vida -es más, tiende a distraerse con ellas- y devuelve a Jessica Drew a su forma de superheroína más básica y pura. La de mujer cosmopolita anónima con los pies sobre el asfalto y sensual sin forzarlo, siempre cargada de energías y el ímpetu por inmiscuirse en las vicisitudes del prójimo. 

Eso, y todo lo que ya había, porque -a riesgo de parecer un figurante de la 'Imbatible Chica Ardilla'- el manejo de la anatomía de Rodríguez y esos abdominales difícilmente se olvidan.

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