jueves, 27 de agosto de 2015

Lo que define a Magneto


Tras 21 números y lidiar con habilidad espartana los obstáculos editoriales, el Magneto de Cullen Bunn llega a su fin. Lo hace dejando la que puede ser una de las aproximaciones más completas del personaje. Una que -bebiendo de las fuentes adecuadas- ha sabido despojarlo de todo lo accesorio para sacar a relucir ese amo del magnetismo que siempre quisimos ver, y que por una razón u otra en rara ocasión llegamos a tener.


Coincidiendo con el desembarco en España de la primera entrega de su serie, Bunn ha vuelto a reunirse con Gabriel Hernández Walta para el único broche final que la tortuosa senda de Magneto podía haber tenido. Año y medio después de su debut, la imagen del cadáver empalado sigue fresca sobre el pavimento, y el eterno antagonista de la Patrulla-X se enfrenta al mayor de sus retos con una retrospectiva vital en la que sólo él puede ser su propio juez. 


Desde aquel villano de opereta de sus primeros días hasta la actualidad, muchas han sido las vueltas que ha dado su vida de aquel Malcolm X que con Claremont cambiara sus ropajes en un acelerado viaje a la redención. Terrorista de ambiciones megalómanas, salvador, soberano, icono contracultural, víctima de la opresión y el prejuicio racial, sibilino Walshingam a la derecha de Cíclope o reliquia de u tiempo pasado, el gran acierto de Bunn ha sido no limitarse con cualquiera de los aspectos concretos de la vida del personaje, sino unirlos todos, y forjar con su amalgama un Magneto complicado y entero.

Uno sin miedo a mostrar su lado más terrible, en una versión descarnada y sin aditivos ni edulcorantes del que se erigiera en imagen de que el fin justifica los medios. Quizás no haya alcanzado la intensidad de ese Punisher MAX de Ennis en el que tanto parecía fijarse, y al que solo ha logrado superar en su contundencia para dejar claro que no existe redención alguna a la que agarrarse. Quizás en algunos momentos haya podido pecar de reiterativa. Pero lo que nadie podrá reprocharle nunca a Bunn es su lucidez a la hora de entender a un personaje que, independientemente de cual sea el rostro que nos ofrezca, siempre estará moldeado por el más punzante, visceral y caústico de los sentimients: El odio

 
Razón del indescriptible cautiverio de su juventud, base primordial de su ser y contenido de su discurso, ese ha sido el motor que le ha guiado durante toda su vida y con el que ahora dice adiós. Todavía queda la puerta abierta a un futuro reencuentro en páginas de una futura 'Imposible Patrulla-X' también de Bunn. Hasta entonces, solo queda mirar a arriba y contemplarlo en un cielo inyectado en sangre, con Magneto en su más aterradora pureza.

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