domingo, 13 de septiembre de 2015

Ms Marvel, familias que importan


Domingo. Tienes toda la tarde por delante y dices “voy a escribir unas líneas sobre ese cómic que me ha cautivado”, para acabar dándote cuenta de que te han tomado la delantera en Comic Book Resources. Aun así, el número #18 de la nueva 'Ms Marvel' es lo suficientemente trascendente para reiterar, así que allá vamos porque lo que están haciendo G. Willow Wilson, Adrian Alphona y Takeshi Miyazawa con Kamala Khan no merecen menos. SPOILERS para quien esté descubriendo esta pequeña gran serie a través de su edición de Panini o no esté al día con la versión USA.

Desde el momento de su presentación, la serie de Ms Marvel se vio asediada por un ruidoso escepticismo detractor, a causa del factor cultural que presentaba la colección. De Nueva Jersey, pero con familia de origen paquistaní, Kamala Khan no solo había crecido dentro de la cultura islámica y era una musulmana practicante, sino que la colección estaba escrita por una periodista norteamericana convertida a la religión de El Profeta. Como si de una invitación para ello se tratase, las redes se inundaron desde quejas porque Marvel otorgase importancia al credo de uno de sus personajes -las cuales debieron estar de vacaciones con cada serie de Daredevil o Rondador Nocturno- como bromas bastante cuestionables sobre si la editorial estaba apoyando al ISIS.

Adolescentes con superpoderes. O casi

Imagino que por esa regla según la cual el islamismo es lo mismo que el yihadismo, debemos asumir que el cristianismo equivale a participar en quemas raciales en Arkansas, torturas medievales en culos inocentes y otras tropelías derivadas de miles de años de fanatismo inquisidor religioso. Nada de tener en cuenta que además de ser musulmana practicante, la guionista G. Willow Wilson tiene entre sus trabajos más importantes un 'Air' que tanto bebe de la obra de Salman Rushdie (escritor demonizado por el islamismo integrista). ¿Para qué si nos podemos dejar guiar por los mismos prejuicios y miedos de siempre?

La cuestión es que desde sus comienzos, la serie de Ms Marvel se ha guiado por el arquetipo clásico de Spider-Man, donde su religión no es sino parte de un contexto cultural concreto. Como ocurría tanto con el trepamuros en sus primeros tiempos como los derivados que ha dado este, Willow Wilson ha venido usando el descubrimiento de sus poderes como parte de esa atemporal transición de la juventud a la madurez, inmortalizada con el mito del superhéroe adolescente. Sin perder nunca ese optimismo atribulado a prueba de fuego -marca de la casa en Marvel desde tiempos de Stan Lee-, la guionista se ha mostrado especialmente capaz a la hora de abordar de forma sutil y sin subrayado, temas de importancia social con los que fácilmente pueden sentirse identificados cualquier joven en la misma situación de Kamala. 

 El entorno de Kamala

Temas como pueden ser la demoledora falta de expectativas de futuro, la persistencia de barreras culturales incluso en el primer mundo o las situaciones de abuso a las que se pueden verse avocadas adolescentes a merced de sus hormonas. Todo, dentro de un entorno en el que Kamala siempre ejerció del rol de segunda generación, donde la cultura tradicional de sus padres se mezcla con los ideales occidentales de forma mucho más laxa y flexible. Ni la nueva Ms Marvel cubre su cabeza con el hijab, ni tiene problemas a la hora de cuestionar la herencia de ambos mundos.

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Son sus padres y hermano mayor los que se encargan de representar la vertiente más ortodoxa de si cultura ya sea porque... bueno, porque son padres y ejercen como bastión de los valores tradicionales independientemente de la cultura que hablemos, o como mofa de ese primogénito con tendencia a sobrecompensar en busca de la aprobación paterna. Reconocibles en cualquier marco familiar, el padre de Kamala se nos muestra como el sempiterno hombre de bien -ese que ha prosperado en los negocios gracias al trabajo duro, y busca que sus hijos no sean menos en el terreno material-, mientras que la principal preocupación de la madre es que su hija sea una señorita y encuentre un buen marido.

El paradigma de lo antiguo contra lo nuevo, donde cada rol está claramente establecido, y Kamala encarna ese ímpetu de la juventud en pugna contra las rígidas cadenas de los valores de toda la vida. O al menos, así venía siendo hasta el final del número #18 de 'Ms Marvel' -y aquí es donde entramos en territorio de SPOILER- en el que tiene lugar una inesperada revelación que cambia por completo cualquier interpretación que pudiéramos haber tenido hasta el momento de la serie. En plenos 'Últimos Días' de la 'Secret Wars', en los que Kamala se enfrenta al fin del mundo junto al resto del universo Marvel, la joven superheroína trata de hacer lo posible para salvar los suyos, reuniéndolos en una zona segura establecida en su instituto. 

SPOILERS

Compañeros de clase, vecinos, conocidos, amigos, enemigos... Todo el que pueda necesitar de su ayuda, entre los que -como sería normal para cualquiera que se considere humano- tampoco podía faltar su familia. Sabiendo que puede ser el final de sus vidas, la muchacha no puede seguir guardando el secreto que lleva acompañándola desde su eclosión como superheroína, desvelándole a su madre que ella es la misteriosa Ms Marvel que ha estado defendiendo la ciudad durante los último meses. La gran sorpresa llega cuando su madre se limita a sonreír de forma complice, abrazándola mientras proclama “Ya lo sabía”.

Aparte de toda la carga emocional transferible a la que se podría haber generado de haber tenido lugar entre Peter Parker y Tía May en su día, es necesario darle atrás a la moviola para analizar adecuadamente lo brillante que es este giro por parte de la guionista. Reiterando como todo tiene lugar dentro de una familia musulmana occidental, sobra decir que la religión islámica no atraviesa precisamente su mejor momento de popularidad, especialmente si tenemos en cuenta la situación que se le ha otorgado a la mujer en ella durante las últimas décadas.

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Y aunque la familia de Kamala esta muy lejos de la severidad que se pueda encontrar en los países con gobiernos integristas, cualquiera que se haya criado dentro de una familia española erigida en torno a valores tradicionales, reconocerá inmediatamente lo que puede llegar a pesar un padre de los del arresto domiciliario y el “Así no sales a la calle”, o esa madre cuya principal preocupación es que sus hijos se queden para vestir santos.

Que dentro de esta dinámica, sea -con su velo en la cabeza y el gesto de desaprobación constante- precisamente la madre severa quien es consciente de la doble vida de su hija y decida respaldar su secreto es significativo por partida doble. Especialmente teniendo en cuenta que la carrera como superheroína de Kamala no podría estar más alejada de la que sus padres quieren para ella. Por muy loable que pueda ser para ojos de extraños, ningún padre o madre estará nunca tranquilo con la idea de una hija con melena al aire que pone su vida en peligro de forma tan constante como altruista. Mucho menos cuando tiene una imagen tan vintage de como deber estar organizada la vida. 

 She can do it

Aunque de cara a la galería la ammi de Kamala no puede dejar de actuar como una madre que la reprueba y mete en cintura cuando se despista del camino que ha previsto para ella, en el fondo no puede evitar sentir admiración ante una hija con el arrojo para labrarse su propio camino. Pero más allá de esto, es el momento en el que la familia de Kamala deja de representar la imagen de una familia musulmana, para tomar forma como una familia que además es musulmana. Es decir, desde el comienzo de la serie, padre, madre y hermano han estado definidos en unos roles muy claro, que bien podrían ser los de una sitcom de componente étnico.

El padre sobreprotector y autoritario como eje, la madre reguñona que se escandaliza a la mínima, el hermano cabezahueca y excéntrico... Arquetipos fácilmente reconocibles que nos hicieron familiarizarnos con el entorno de Kamala en un primer contacto, y que ahora se vienen abajo con este gesto con el que se desmoronan los clichés y salen a flote los personajes debajo de ellos. Algo especialmente relevante al tratarse de un colectivo tradicionalmente condenado a ser representado en occidente a través de tags sociales, muchas veces fruto de la peor cara de la cultura musulmana. 

 Marco cultural

Porque ya no hablamos solo de aquellos cuyo contacto más próximo con la misma sea a través de la CNN, sino a toda la leyenda negra acumulada por décadas de vicios llamativos de nuestra perspectiva algo más -tampoco demasiado- progresista, como puede ser la situación de la mujer en relación del hombre. Actitudes como la esta madre que en contra de su criterio ortodoxo da alas a una hija decidida a ser ella misma (sin renunciar a su cultura, pero sin tampoco someterse a ella), tienen un valor incalculable para romper viejos tabúes, tanto para alentar esa cultura islámica que no perpetúe los vicios del pasado -por la que tanto están haciendo gente como Marjane Satrapi o Haroon-, como para que cambie la imagen preconcebida que tenemos desde fuera de la misma.

Porque independientemente del credo o los valores inculcados, todo padre y toda madre tiene en común el deseo de ver prosperar y ser felices a sus hijos, así como el anhelo de salgan airosos en aquello que no fuimos capaces de conseguir. A falta de un número para concluir su primer volumen -y en puertas del segundo-, Ms Marvel vuelve a destacar por esa desbordante humanidad puramente Marvel, que ha hecho que con Willow Wilson Kamala Khan se haya convertido en uno de los grandes iconos de la editorial. 

" Reluciente y a la vez funcional"
"Así es como lo hacemos"

Para otra perpestiva del número, aquí está el artículo de Comic Book Resources

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