domingo, 29 de mayo de 2016

La segunda trilogía de los X-Men, Historia de un género


Esto de las películas de superhéroes es una moda pasajera, y tarde o temprano se va agotar. Mantra recitado de forma constante por los agoreros que parecen tener prisa porque esto ocurra, siendo muy probable que -ya tarde más o menos- termine por suceder. Hasta que el tan temido momento llegue, bien nos queda seguir disfrutando de las diferentes producciones que nos vienen, ya que -con Civil War, Batman v Superman y Deadpool como tres de las cinco películas más taquileras del presente año- no parece tener mucha prisa por suceder. 


No siendo hasta hace relativamente poco que hemos alcanzado la tecnología necesaria para poder adaptarlo debidamente sin necesidad de reducirlo a su esplendor más minimalista y clásico (Donner), su vena operística (Burton y Schumacher) o el delirio pop más desmadrado (William Dozier junto a Adam West y compañía), los superhéroes tienen sin embargo una baza tan importante a su favor como es su versatilidad. Y es que si bien el western, peplum o las sagas de piratas solo dan pie para contar historias de un estilo y marco muy concreto, los superhéroes abarcan tantas posibilidades que son prácticamente infinitos. 

Algo que en el cine y la televisión apenas se ha empezado a tantear, pero que ha dado como resultado tanto cinco versiones de Batman completamente diferentes, como el que la Marvel actual este explorando territorios como la space opera, la fantasía heroica, la magia o las películas de atracos. Sin perder su firma distintiva, trilogías como el Caballero Oscuro de Christopher Nolan o la del Capitán América de Christopher Markus y Stephen McFeely también han jugado con influencias que van desde el género pulp de guerra, las thrillers de acción a la mejor tradición de Michael Mann o el cine de catástrofes. 


En lo que a los X-Men respecta, su segunda trilogía tampoco se ha quedado corta a la hora de aprovechar la ubicación histórica de cada una de sus entregas, pudiendo ver desde una fuere influencia de las series de espionaje pop de los sesenta como 'El Agente de CIPOL' o 'Misión Imposible' en 'Primera de Generación', o del cine de ciencia ficción con trazas de política social en los setenta ('El Final de la Cuenta Atrás', 'Soylent Green' o la saga clásica de 'El Planeta de los Simios') en 'Días del Futuro Pasado'. Con 'X-Men: Apocalipsis', es imposible ver al villano de Oscar Isaac y sus Jinetes sin pensar en él como una versión superlativa de los Skeletor de 'He-Man y los Masters del Universo', Mumm-Ra en 'Thundercats', la Bavmorda de 'Willow' o El Emperador Palpatine en Star Wars. Aquellos villanos tan asiduos en las series de animación de los ochenta y derivados, y que básicamente venían a ser encarnaciones de males absolutos definidos por su propio aspecto. 

Con la próxima entrega de la saga ambientada en los años noventa, ¿con qué campo de ficción histórico les tocará jugar ahora?

No hay comentarios:

Publicar un comentario