sábado, 27 de agosto de 2016

X-Men, un repaso por los mutantes del siglo XXI


Hace unos días, el compañero de Zona Negativa Igor Álvarez Muñiz realizaba un repaso por los que consideraba los 10 mejores mutantes creados en el presente siglo, el cual me hizo retomar un tema que me lleva dando vueltas a la cabeza desde hace mucho tiempo: Lo desaprovechados que están los componentes de la última generación mutante de los X-Men. En 2001, Grant Morrison le dio una sacudida a la franquicia, y aunque no han faltado las buenas historias desde entonces, considero que esta se encuentra actualmente con un problema de estancamiento, más allá del número de series o del interés que quiera dedicarles Marvel. 

Pudiendo encontrar la publicación original del compañero Igor aquí, el principial problema que diría azota a los X-Men podría resumirse fácilmente en dos palabras: El Instituto. Independientemente de si lo llamamos Instituto Jean Grey o Nuevo Instituto Xavier, en un escenario en el que apenas han nacido nuevos mutantes, ese casón en el que se congregan la práctica totalidad de mutantes que sobrevivieron al Día M y las nieblas Terrigénas se ha convertido en una lapidaria cadena que condena a la mayor parte de los integrantes de la última generación de mutantes a no ser otra cosa que figurantes en el fondo de página.


Escenas que otrora me apasionaban como ver al compendio de estos muchachos reunidos en plena celebración, actualmente me enervan soberanamente al no ver en ellos sino un recordatorio de su irrelevancia y el desuso en el que han caído. Y siendo que cuando los X-Men comenzaron a dar sus primeros pasos, e incluso cuando Claremont y Byrne los elevaron a los altares eran muchísimos menos de los que cuentan ahora, dar comienzo a una una diáspora mutante es más importante que nunca.

Pudiendo encontrar en la actualidad desde miembros del quinteto original -tanto los de toda la vida como los que llegaron al presente por medio de un círculo espaciotemporal-, hasta una importante presencia de los personajes de la II Genesis, de los Nuevos Mutantes, de los X-Men de los noventa e incluso Generación X, no es que los personajes mutantes del presente siglo hayan desaparecido por completo, pero sí que da la sensación de que en demasiados casos están condenados a ser tan decorativos como los inquilinos del hotel de El Resplandor, o a que cada vez que se haga algo interesante con ellos caigan en el olvido y vuelvan a su rol de figurantes. 

 Siendo más sangrante si cabe si lo comparamos con como la compañía esta mimando a otros personajes de la misma generación como los Jóvenes Vengadores o los Runaways, quizás tenga también que ver -a titulo personal- actualmente encuentre más estimulante a lo que están haciendo con mutantes como Pícara, Mancha Solar o Cable en series ajenas a los X-Men, que dentro de los propios X-Men. 

De todos los nuevos personajes mutantes de la presente década, diría que los que más calado han tenido han sido X-23, Quentin Quire, Wiccan -si lo aceptamos como mutante-, Fantomex, Daken y un Doop que si todavía no ha cruzado su camino con Masacre, seguramente sea por miedo a que Fox tenga su propio equivalente a Howard / Mapache Cohete. Cualquiera de ellos es oro, ofreciendo muchísimo juego e infinitas posibilidades tanto para series o mini-series propias como en series grupales, a poco que lo dejes en manos de un guionista mínimamente lúcido. De hecho me resulta extraño que Quentin y el hijo de Lobezno estén tan desaparecidos más allá de algún recordatorio ocasional como el de las portadas de La Muerte de X, lo cual me hace pensar que quizás los estén reservando para alguna movida, ya sea para IvX o cualquiera de las colecciones de Lobezno. 


Después citaría otros como Layla Miller, que si bien es cierto que es un enorme personaje, también adolece ese síndrome Peter David, por el que no tengo demasiado claro que se encuentre en una situación demasiado aprovechable, o que nos gustara si de repente llegase otro guionista al que le diera por “aprovecharla”. Aun así, siendo una discipula del Doctor Muerte moralmente ambigua, versada en artes oscuras, con la capacidad de resucitar a los muertos con consecuencias que no han sido del todo exploradas y -sobre todo- conocimiento de primera mano sobre un futuro que ya ni existe podría dar mucho juego. Especialmente partiendo de como le pueden haber afectado las consecuencias de la Era de Ultron, con una ruptura del tiempo lineal que probablemente haya derivado en que ya no “sepa cosas”. ¿Podría tener motivos Layla para usar su lado manipulador para tomar parte en el caos espaciotemporal del que forman parte los X-Men del pasado u Old Man Logan? Sería una forma interesante de generar un conflicto entre ella y la Patrulla, donde la Miller comenzara a mover hilos para que las cosas volvieran a un cauce que asegurasen el futuro que conoce, comenzando a mover hilos para poner fin a estas variables independientes del espacio tiempo.

Si hablamos de los personajes introducidos por etapas, los Nuevos X-Men de Grant Morrison son sin duda los que más huella han dejado, ya sea a manos del propio escocés o de los que han continuado aprovechándolos. Prácticamente me atreverí a afirmar que no hay ningún personaje de su etapa que no haya retomado por otro autor después, hasta el punto de que incluso el Sapo de Reemplazo del número Genosha estuvo en el segundo Excalibur de Claremont y John el Feo tuvo su versión Ultimate. A la cabeza de todos ellos sobra decir que siempre estarán Quire, Fantomex y EVA, unas Cuclillos Stepford con las que gente como Bendis ha sabido jugar fantásticamente bien y -en lo que a villanos respecta- una Cassandra Nova que volvió a despuntar con Whedon y con la que Carey y Humphries introdujeron conceptos sumamente interesantes que conectaban a los mumudrai con el Rey Sombra y otras criaturas místico espectrales de la franquicia. 


Otros como Sublime o los Hombre U no han tenido tanta suerte con los que los han retomado después, pero incluso personajes como Ultimatom, los Centinelas Salvajes, Plutona o Tipo G han seguido dejando perlas tras su marcha, por no hablar de que fue el guionista que plantó la semilla para la Pegadora de Hickman o el Centinela de McKeever con su Tom Skylark y Rober. De su etapa siempre he tenido especial cariño a Pico y Angel, los cuales me alegro cada vez que alguien recupera aunque dejaran de ser mutantes hace tiempo, como por una Martha Johansson con las que gente como David Lopez o James Asmus han hecho cosas bastante interesantes, y que no se cómo a nadie se le ha ocurrido aun convertir en la usuaria de Cerebra 24/7. Aunque su desarrollo fue cosa más de Kyle y Yost, citar también a Arena y el cúmulo de grandes momentos que dió entre NXM y YXM, ofreciendo mucho antes que Kamala Khan una cara más piadosa del islam antes de que este se pusiera de moda (aunque imagino que el nihab siempre generará más recelos que un antifaz y una bufanda).

También citaría Xorn, con quien lo más interesante tras Morrison ha sido curiosamente lo de Hickman en Ultimate, y con el que además de poder hacerse cosas sumamente interesantes como una respuesta asiática a los X-Men -con todo el jugo que tendría a nivel geopolítico- parece que Bunn anda planeando cosas. Como negativo, Ernst y el continuo juego que siempre la ha rodeado sobre si es o no Cassandra Nova es algo con lo que nunca he podido por mucho que diera sus momentos divertidos en SM&THM. No hablemos ya de Glob Herman, un personaje que todavía no entiendo ni porqué sigue vivo. 


Aquí entrarían en juego los tan cacareados X-Statix de Milligan y los Allred, que si bien introdujeron a personajes tan enormes como Mr Sensible, U-Go Girl, el Anarquista, Vivisector o Grasas -y a los que me alegro hayan recuperado en X-Men'92- casi preferiría dejar como están por terminar la serie como terminó. Aun así, más a llá de Doop, si a alguien le diese por introducir a Chica Muerta en los X-Men me tendría ganado para siempre.

De esa misma época hay otra serie de personajes por los que siempre he tenido cierta empatía como la Stacy X de Joe Casey, el -sí- Azazel de Chuck Austen, Nocturna de Exiliados, Shortpack y la Huesped de Brian K. Vaughan o las dos chicas protagonistas de los NYX de Quesada. De quienes no puedo decir lo mismo es de los personajes de Chris Claremont durante esta etapa. Tiene alguna cosa guay como las Hermanas Wingarde o Evangeline Whedon, otras que destacan más por Bachalo que por él -los Comandos de Muerte Sh'iar- o las que podrían dar su juego, pero a nadie le ha dado por recuperar salvo para mal (Elias Bogan o Vargas). Pero entre Salvavidas, sue hermano surfero, Khan, los mutantes aquellos de Genosha, son más los personajes a enterrar que a rescatar. Aquí también habría que dar de comer a parte a Peter David, que si bien recuperando personajes de perfil bajo para sacar oro de ellos no hay quien le supere, introduciendo personajes propios es una catástrofe.


Para dos interesantes que creo en sus primeros días en la serie -Dai y El Aislacionista- y no hizo absolutamente nada con ellos en más de 200 números, para seguir introduciendo otros villanos completamente huecos con los que tampoco hacía nada. Pero bueno, al menos siempre nos quedará el Madrox cura.

De esta época a las puertas de Dinastía de M y secuelas, la mayor contribución vino sin duda de los Astonishing X-Men de Joss Whedon y el almnado de las sucesivas series de los New X-Men, a los que además la constante purga aplicada por Kyle y Yost les sentó de maravilla. De entre ellos destacáis a Armadura, y personalmente también creo que se lo tiene muy merecido. Especialmente por la etapa posterior en la que fue nombrada como X-Men de pleno derecho a cargo de la formación del resto de jóvenes X-Men, y que es una pena que no durase más. 


Aun así, si tuviera que quedarme con un personaje de Whedon es de largo Vendas, la sucesora natural de Destino por razones más que obvias, y que con el X-Men Legacy de Spurrier quedó definitivamente fijada como un personajazo de tomo y lomo. Si hubiera un mínimo de cordura en la franquicia, este es uno de los principales personajes de esta generación que habría que recuperar como variable independiente a voz de ya.

Pudiendo decir lo mismo sobre unas Peligro y Abigail Brand que me extraña no se hayan hecho un hueco en vuestra lista, del resto de supervivientes de esta época siempre tuve especial cariño por Elixir, quien todavía sigue dando guerra por ahi a pesar de la tropelía que le hicieron en Lobeznos. Lo mismo para unos Anole y Alud que habían dejado en una situación sumamente interesante con el primero como responsable de Industrias Worthington tras adquirir la condición de X-Men de pleno derecho, y el segundo encabronado porque todos sus colegas se graduaban menos él. Y entonces llega Lemire, y se marca la marranada esa que le ha hecho a Victor, no solo degradándolo y privándole de ese carácter Kyle Broflovski que siempre lo había definido, para hacerle... mejor ni mentarlo.


Hada era otra que molaba muchísimo por esa mezcla entre ingenuidad candorosa charlatana y el imposible lado oscuro que recibió con la movida de Magik, pero a la que también estropearon cuando alguien decidió convertirla en Buffy Cazavampiros. Lo que de verdad molaba de estos personajes eran sus personalidades tan diferenciadas, y que la hermana perdida de las Wyngarde se viera empequeñecida cada vez que entraban en combate mientras que otros como X-23 la siempre apegada Mercury eran los que repartían candela.

Al menos Infernal y Tensión tuvieron evoluciones coherentes, con el que podría haber sido un perfecto paso al lado oscuro que nunca llegó a fraguarse, como también pudo haberlo con el moralista de Gentil. Prodigio por contra es un personaje por el que no habría dado un duro tras Dinastía de M, pero que sin embargo terminó dando bastantes buenos momentos tanto en esta serie como en los Jóvenes Vengadores (con un brillantísimo discurso de los efectos adversos de tener el conocimiento del resto de los X-Men). 


Pero en general lo que me parece verdaderamente destacable es el esfuerzo que hubo por dotar a todos estos personajes de sus propias historias y personalidades, aun cuando pasaban de serie en serie sin que tuvieran colecciones fijas. Dejando a Cerilla como el que quedó como una suerte de broma interna con el que nunca nadie llegó a hacer nada, entre Bling! y sus diatribas con la sexualidad, Indra y el conflicto de haber sido educado en una cultura en contra de toda forma de agresión y a la vez ser la manifestación del dios hindú de la guerra, las conexiones de Loa con Namor o los poderes astrales de Trance, dejaron unos personajes tan bien definidos que solo necesitarían un editor o guionista con una buena visión global y entendimiento de la dinámica de grupos

No se puede decir lo mismo de otros alumnos que introdujeron después como aquel Tinta que tuvo su coña como gracia puntual -con lo del tatuador que daba poderes, pero no más, por favor-, Crosta o unos Graymalkin y Cifra que aun con su punto de interés no dejaban de ser un Caliban y una Kitty Pryde 2.0. Para que no sean todo cadetes, citar a Brubaker con su Vulcano -que pese a todo terminó brindando una saga cojonuda con Guerra de Reyes- y un Darwin completamente desaprovechado. Lo mismo para los metahumanos chilenos -Los Hijos de la Cámara- o un Rómulo que podría dar mucho juego de caer en buenas manos, por no hablar de aquellos Saqueadores 2.0 entre los que metieron a Korvus. 


 Si tuviera que quedarme con algún villano de esta época, más allá de aportaciones puntuales como Pandemia, Matthew Risman, los Depredadores X, el Coro o Kimura, sin duda fueron el Gorgon de Mark Millar y el Proyecto Pandemonium y el pedazo de saga que nos dejaron en Nuevos Mutantes.


Pero aquí ya es cuando tocaría hablar de Hope Summers, que si bien es un personaje de una enorme importancia por su papel en las tramas centrales de la última década -y que ha dado un montón de grandes historias entre Complejo de Mesías y el último volumen de X-Force-, cuenta con el pesado lastre de ser un personaje ligado a una trama muy concreta, así como unas habilidades más bien indeterminadas de “hackeo de poderes”. Entre su complicada historia y lo difícil que tiene para trascender a su rol como salvadora mutante dentro de ese agujero negro de la periferia en el que ha caído, la ahijada de Cable seguramente lo tenga más fácil a día de hoy para convertirse en otra irrelevante Rachel Grey que para mantener una evolución ascendente. Sobre todo, desde la llegada al presente de una joven Jean Grey que la hace peligrosamente redundante. Tanto, que lo más práctico de cara al futuro probablemente sería convertir a las dos pelirrojas en antagonistas como hicieron con Madeleine y la Jean original en Inferno, y así conseguir un punto de apoyo para que ambas continúen creciendo sin pisarse la una a otra (y ya de paso dirigir a Hope al futuro que se nos mostraba en Cable y la Patrulla-X).


Bastante más fácil lo tendrían el resto de los integrantes de Generación Hope, porque entre Fraction y Gillen se las ingeniaron para crear una interesantísima colección de personajes en lo que podría considerarse un anticipo a los Jóvenes Vengadores del segundo. De entre todos, destacaría a Zero, que si bien contaba el handicap de ser un guiño muy evidente a Akira, con su visión nihilista de la carne como lienzo de expresión artística, dejó al mejor villano de la última generación con un Quentin Quire más Quire que el propio Quire. Con su vuelta de tuerca al recurso del chico salvaje que esconde algo más, podría decirse lo mismo de Primal o del mexicano Velocidad, con la habilidad de moverse a grandes velocidades, con el coste de envejecer a mucho más ritmo que el resto del mundo cuando usaba sus poderes. También podría aplicarse a la perfectamente definida Transónica, pese a dejar clavada la espina de que no llegamos a ver del todo su forma final. De hecho Oya es paradójicamente la que ha terminado quedando como la más plana del quinteto a pesar de haber tenido más protagonismo, como consecuencia de dejar atrás tan pronto su faceta de ultracatólica criada en un entorno lleno de prejuicios que tanto contraste creaba con el resto de los X-Men. 

 

Aquí entrábamos en una etapa en la que volvieron a introducirse nuevos personajes con grandes puntos de interés por parte de la tripla Aaron, Gillen y Remender, entre los cuales se podrían destacar villanos como los Hombres de Adamantium, el Doctor Rot, Unit, los Jinetes Finales, Honest John, los Gemelos de Apocalipsis, Xanto Starblood, Lord Deathstrike con su máscara Kabuki, el Filisteo, la base conceptual del Club Fuego Infernal de Kade Kilgore y la Mano Derecha Roja o un no tan villano Deathlok Prime. No todos estuvieron tan atinados, porque también hubo cosas como El Hombre Despellejado o Mocos y su panda, pero si hay que destacar a alguien de esta época es con el pequeño Broo, a Kid Gladiador y su guardaespaldas Ave de Guerra que tan cojonudos números dieron con Aaron o Marjoriu Liu, Genesis, Nomeolvides y -aunque no fueran exactamente nuevos- el Doctor Némesis y Krakoa.


Tampoco tengo nada en contra de los divertidos Chico Ojos o Chica Tiburón, aunque a Sprite ya se le sacó menos partido. La pena es que las aportaciones de los sucesores de Aaron en el Instituto Jean Grey apenas tuvieron oportunidad de lucir, ya que prácticamente se iban como entraban, y a gente como Nature Girl o Freak no se les pudo sacar nada de partido por mucho potencial que pudieron tener (mención especial para Ricco y la otra de Claremont, volviendo a rebajar el nivel de sus personajes creados desde los noventa a -9). Lo último con un mínimo de relevancia en lo que a creaciones para la franquicia respecta ha venido de Brian Michael Bendis y Tom Taylor, con la enormérrima Eva Bell, Benjamin Deeds y las Hermanas como parte más destacada. Tampoco es que Triaje o incluso Hijack o un Goldballs que servía como chiste viviente o gota de humanidad según tocasen desmerecieran, pero como casi todas las creaciones de Bendis para los X-Men eran personajes cuyo realismo era a la vez su virtud y su limitación, funcionando mejor como secundarios que como personajes con aspiración de iconos. 

 
En general, no solo diría que ha salido un buen puñado de personajes interesantes a lo largo de lo que va de siglo, sino que en general la mayoría de ellos ha tenido su momento de gloria para brillar, algo en lo que probablemente haya contribuido mucho el que se limitasen a un número concreto en un momento en el que se estaban creando sin ton ni son. De hecho, quizás seria conveniente que se continuasen gestionando de esta forma, e incluso volver a realizar alguna que otra purga o llevar a los personajes a puntos de no retorno como hicieron Kyle & Yost o mucho antes Chris Claremont. Por mucho cariño que se les coja, probablemente tenerlos a todos cogidos de la mano en un mismo centro sin que ocurran roces, tensiones y dramas irresolumbles no sea lo más conveniente si queremos que en algún momento tengan opción de ser los Xavier, Magneto, Scott Summers, Jean Grey o Lobezno del mañana.

Siendo el momento en el que seguramente haya que ir pensando no solo en dejarlos salir del nido, sino también aprovecharlos para cosas productivas más allá de tenerlos de fondo.

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